25 noviembre 2007

LA EXPLOTACIÓN SEXUAL INFANTIL



-Es una macabra norma el que las informaciones habituales de los medios sobre maltrato infantil no sólo mienten (quizás sin intención, quizás por simple incompetencia e ignorancia), sino que sus mentiras tienen un efecto devastador en la lucha contra este tipo de criminalidad.


Recientemente ha aparecido en el diario EL PAÍS un artículo que es una de las pocas excepciones que confirman la regla. Patricia Ortega Díaz y Pablo X. de Sandoval firman un trabajo que merece comentarios y agradecimiento.


Ojalá sirva de ejemplo.“La explotación sexual infantil es el tercer gran negocio mundial, tras el tráfico de drogas y armas”, afirman los periodistas. Otras investigaciones advierten de que incluso el tráfico de drogas y armas está en claro declive, frente al ascenso vertiginoso del comercio con niños, mucho menos arriesgado.


Desde la creación de este Foro, venimos advirtiendo de que un simple análisis de mercado hacía prever este crecimiento, cuyas cifras ocultas son mucho más dramáticas que las que aparecen. Porque, en efecto, titulares como el que reproducimos tienden a hacer olvidar que una de cada cuatro niñas en España y uno de cada cinco niños –al menos- es objeto de abuso sexual.


Lo llamativo, lo nuevo, lo ‘noticiable’ enmascara una cotidianeidad muchísimo más dura, contra la que no se toma medida alguna.“En España viajan al año 30.000 turistas en busca de sexo con niños”. Escandaloso, ¿verdad?


Pero ¿qué hay de los millones de niños que son violados cada año en sus propias casas y ambientes, la mayoría de las veces por sus propios padres o allegados? Éste sigue siendo el tema prohibido. “Cuando pregunté a una de las chicas qué edad podría tener la chica más joven disponible en Svay Pak, me contestó en tono muy serio: un mes”.


Pintoresco y lejano nombre ése de Svay Pak. Mucho más tranquilizador que decir Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia, donde “la policía y las ONG” no denuncian ni investigan ni previenen absolutamente nada. Con honrosísimas excepciones, claro.


Camboya está muy lejos. Qué pervertidos son los camboyanos. Exactamente igual que aquí, en tu mismo barrio, probablemente en tu mismo edificio (si no, las estadísticas no cuadran. Para que más de un 23% de niños españoles sufra abuso sexual, es necesario que esto ocurra en casi cualquier grupo de más de cinco niños).“Uno de los sectores mejor organizados a nivel mundial es el de la prostitución de niños y niñas”.


Esta afirmación tiene su paralela: Uno de los tabúes mejor guardados es el de la violación doméstica de los niños. Pero de esto no se dirá nada. Y no son 30.000, son millones.“Según un estudio de Anesvad España, es el segundo país del mundo, detrás de EEUU, en consumo de pornografía infantil en la Red”.


Esto no es justo, España debería ser el tercero. El primer lameculos de EEUU es Reino Unido; España es sólo el segundo. Pero eso sí, España es una, grande y libre. Y lo que más preocupa es el terrorismo de ETA. De este otro tipo de terrorismo, infinitamente más frecuente e infinitamente más dañino, nadie habla.


Un poco de sentido común: “Los países en desarrollo han aprendido y se han visto obligados muchas veces a convertirse en el foco de oferta de todo aquello que Occidente demanda: mano de obra barata, mercado rentable para exportaciones o depósitos de residuos tóxicos.


Es precisamente en esas situaciones donde nace el turismo sexual, tanto entre adultos como entre adultos y niños y niñas”, señala Josep Anton Arrebola, secretario general del Consorcio Ecpat España”. Así es, pero ¿cómo se le ocurre llamar a esos países, “países en desarrollo”? ¿Qué es lo que “desarrollan”?


¿No le parece una expresión cruel? Llámelos por su nombre: países empobrecidos, países explotados, pero no “países en desarrollo”, porque, aparte de ser falso, seguro que algún cínico acepta esa factura en nombre del “desarrollo”, como se aceptan impunemente los asesinatos de la trilateral asesina en Irak, en nombre de ya no recordamos qué excusas.


La parte más importante del artículo es la destacada con el título “Explotadores camuflados”. Como homenaje a los autores, por demostrar que no toda la prensa es basura, y sobre todo por su indudable interés, lo reproducimos literalmente y al completo:“Contrariamente a lo que se cree, y siempre según las investigaciones de Ecpat, la inmensa mayoría de explotadores sexuales (preferentemente hombres) no son pedófilos ni presentan patologías psiquiátricas relacionadas con la pederastia.


Son ciudadanos normales, respetables en sus comunidades de origen, con mujer e hijos, con profesiones cualificadas y con un estatus social económico medio-alto. Suelen ser consumidores habituales de viajes de turismo sexual, pero no se desplazan con la intención de abusar de niños y niñas, sino que más bien buscan la prostitución adulta.


Lejos de sus países, protegidos por una sensación de anonimato y superioridad social y económica, se encuentran con la existencia de una ingente oferta de niños/as para la prostitución.


Muchos acaban viendo normal esa situación, se animan a probar experiencias y se forjan falsas autojustificaciones como: “los niños de estos países maduran sexualmente mucho antes”, “son ellos los que se ofrecen porque quieren tener experiencias sexuales”, “debe ser legal”. Y así, pensamientos y acciones que jamás se plantearían en sus países, se activan en el destino turístico elegido.


Y entran en ese mercado inmoral y, la mayoría, vuelve a repetir e incluso anima a otros a hacerlo.Existe a la vez otro grupo de explotadores que sí son pedófilos y buscan activamente el contacto sexual con niños. Es un grupo relativamente poco numeroso pero muy activo, y acostumbra a aprovechar la explotación de las víctimas también para generar pornografía infantil, que intercambian entre ellos por la red.


No suelen ser clientes habituales de burdeles, sino que consiguen los niños directamente de las calles o a través de contactos con las mafias locales. A diferencia de los “explotadores circunstanciales”, estos últimos viajan con muchísima asiduidad e incluso llegan a instalarse en el país de destino”.(Este artículo se basa en el reportaje aparecido en el diario EL PAÍS el domingo 20 de julio de 2003, página 25, firmado por Patricia Ortega Dolz y Pablo X. de Sandoval.

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