Las personas que son objeto de alguna forma de discriminación (incluso la discriminación racial) son consideradas como de mayor riesgo para los ataques sexuales.
Esto se puede atribuir a un aumento de la vulnerabilidad que obedece a una menor capacidad de pedir ayuda (por ejemplo, las personas con discapacidad o limitación del lenguaje), una disminución de la credibilidad "percibida" (prostitutas o prisioneros convictos) y cualquier mujer cuyo "hombre protector" no existe, tenga menos poder social.
DENUNCIEMOS LOS MALOS TRATOS.
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