25 noviembre 2007

VIOLENCIA DOMESTICA Y DE GENERO



La violencia doméstica y de género es uno de los problemas más graves y acuciantes que padece la sociedad actual.


Este fenómeno contiene elementos psicológicos y sociales que lo hacen especialmente complejo en su diagnóstico y solución, y por sus características intrínsecas afecta patológicamente en el tejido social al incidir gravemente en el seno de la unidad familiar, circunstancia que determina que esta específica variante de la violencia no pueda pasar desapercibida para nadie, con lo que los poderes públicos y todos los agentes sociales han de verse involucrados en la solución del problema, al menos proponiendo desde sus específicas parcelas de actividad, respuestas concretas para prevenirlo y, en su caso, erradicarlo; todo ello en el marco que admita nuestro ordenamiento jurídico.


Se trata de un fenómeno que se cobra cada año la vida de muchas personas y que atenta directamente contra principios y derechos constitucionales básicos, circunstancia que ha determinado su reprobabilidad penal. Este máximo reproche en Derecho no es novedoso en nuestro ordenamiento jurídico, pues estando tipificado actualmente como delito en el artículo 153 del Código Penal, tras la Ley Orgánica 14/1999, de 9 de junio, y como falta en el artículo 617 de dicho Cuerpo legal, ya fue objeto penal en el artículo 425 del anterior Código punitivo, tras la aprobación de las Leyes Orgánicas 3/1989, de 21 de junio y 10/1995, de 23 de noviembre.


La gravedad y envergadura de este problema ha sido considerada por el Tribunal Supremo como de primera magnitud. Así, en su sentencia de 24 de junio de 2000, señaló que:“…el delito que comentamos ha de ser abordado como un problema social de primera magnitud, y no sólo como un mero problema que afecta a la intimidad de la pareja, y desde esta perspectiva es claro que la respuesta penal en cuanto represiva es necesaria, pero a su vez debe estar complementada con políticas de prevención, de ayuda a las víctimas y también de resocialización de éstas y de los propios victimarios.”


DENUNCIEMOS SIEMPRE LOS MALOS TRATOS.

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